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Horizonte de Sucesos

Concebimos el tiempo como una línea horizontal que avanza constantemente a una velocidad que no podemos controlar. En su recorrido, el tiempo nos toma firmemente de la mano y nos lleva con él. Incapaces de soltarnos, sentimos –en algunos momentos– la fuerza con la que tira de nuestros brazos, negándonos tomar una pausa, impidiéndonos ver hacia atrás, como huyendo de una escena de crimen.

En el periodo entre guerras, Walter Benjamin planteó que esta forma de relacionarnos con el tiempo, esta forma en la que este nos obliga a ver solo hacia adelante, es concebida por una sociedad con miedos y traumas, una sociedad que cierra sus ojos por el temor de toparse con los fantasmas de su pasado y deposita su fe en la idea de progreso como una vía de redención y salvación. No es de extrañar que esta visión se originara en Europa, un territorio caracterizado por una historia de guerras, conquistas y muertes. Es quizás por esa razón que, en el arte occidental, se personifica al tiempo como un ser inmisericordioso y devastador cuya voluntad no podemos detener.

Existe, no obstante, una muy peculiar manera en que el tiempo es representado y cuya lectura, aunque intimidante en un primer momento, nos devuelve algo de esperanza: el reloj de arena. El ver cómo los granos de arena, alojados en el cuerpo superior, atraviesan un estrecho túnel y caen al cuerpo inferior, el ver cómo una parte va poco a poco quedándose vacía, puede ser aterrador. Este agobiante sentimiento crece si pensamos en ese contenedor como nuestro cuerpo; y en la arena, como nuestra vida. Al ver que la arena ha caído por completo entendemos que nuestra existencia ha llegado a su fin.

¿Pero es realmente el fin? ¿Qué nos impide tomar este dispositivo con nuestras manos y darle la vuelta para comenzar con la cuenta regresiva una vez más? ¿Qué nos impide pensar que podemos repetir esta acción cuantas veces creamos necesaria y arrebatarle el control al tiempo? ¿Qué nos impide, en esas innumerables vueltas, ver a través del vidrio y apreciar –sin temor– las memorias y sucesos que la arena cubre cada vez que cae?

La historia de nuestro territorio no escapa a sucesos conflictivos; y muchas veces, desde el inicio de la vida republicana, como sociedad, hemos tratado de no volver la mirada al pasado. En una noción más personal y subjetiva, determinados territorios pueden despertar una acción opuesta y hacer que veamos hacia atrás con cierta nostalgia.

En Horizonte de sucesos, Sebastián Nieto, en un ejercicio multidisciplinario, presenta su íntima forma de confrontar el tiempo. Nieto no escapa al temor de explorar a través de las memorias que los finos granos del tiempo han desgastado, oscureciéndolas y restándoles claridad. Sin embargo, lejos de presentar una visión pesimista, el artista ofrece una reflexión bastante alentadora: aunque no de una manera íntegra, los distintos sucesos que conforman nuestra existencia pueden sobrevivir a las pesadas capas del tiempo para nutrirnos y aprender de ellos.

Jerson Ramirez

Octubre, 2023.

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